Cualidades de una Iglesia Enviadora:
Enseña responsabilidad que tiene cada creyente de oír y obedecer la voluntad de Dios para su vida.
Mantiene una vida en comunidad, en santificación y llena del Espíritu Santo.
Enseña a sus miembros la visión personal, dentro de la visión de Dios: “A todas las naciones”.
Definen el “marco de acción” para implementar y desarrollar la visión.
Reconoce que habrán pruebas a las que debe sobreponerse (2 Corintios 8:1-7).
Cuenta con una membresía generosa (2 Corintios 9:6-15).
Cuenta con una membresía con actitud de servicio (Filipenses 2: 22-30).
Una Iglesia Enviadora no debe ser:
Una iglesia emocionalista donde el interés sube o baja según la época del año.
Una iglesia que sólo ofrenda dinero. Misiones es más que sólo dinero.
Una iglesia con visión exclusivamente local. Debemos tener expectativa de extendernos hasta lo último de la tierra.
Al reconocernos como iglesia enviadora debemos proveer a los misioneros transculturales apoyo moral, logístico, financiero, oración y comunicación. Por lo tanto una iglesia enviadora:
Es la que tiene equilibrio en cada área de acción (Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra).
Da dignidad a cada área de trabajo y ninguna permanece como “cenicienta”.
Posee “pastores siervos” que marcan el rumbo en el compromiso con “todas las naciones”.
Tiene a su congregación ofrendando tiempo, esfuerzo y dinero para que el Evangelio esté disponible para “todos”.
Equipa a su congregación y candidatos. Ayuda en su formación para que lleguen a la meta.
Está dispuesta a mantenerse en la visión de Dios (siendo de bendición a todas las naciones), es fiel, pagar el costo y continua su trabajo motivado por el amor hasta que el Señor vuelva.
Por Roberto Pérez, pastor en Chile