DECLARACIÓN DOCTRINAL
Las Sagradas Escrituras tal como fueron dadas originalmente por Dios, divinamente inspiradas, infalibles, enteramente confiables y la autoridad suprema en todos los asuntos de fe y conducta.
(Isaías 30:8; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 3:16; Hebreos 4:12).
Un solo Dios, eternamente existente en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
(2 Corintios 13:14; Juan 1:1-5; Mateo 28:19-20).
Nuestro Señor Jesucristo, Dios manifestado en carne, Su nacimiento virginal, Su vida humana sin pecado, Sus milagros divinos, Su muerte vicaria y expiatoria, Su resurrección corporal, Su ascensión, Su obra mediadora y Su regreso personal en poder y gloria.
(Juan 1:14; Isaías 7:14; Lucas 1:26-35; Juan 1:1-3; Isaías 9:6; Romanos 5:6; Juan 10:11; Juan 10:17-18; Juan 3:16; Juan 10:30; 2 Tesalonicenses 1:7-10; 1 Tesalonicenses 4:16-17).
La salvación del hombre perdido y pecador mediante la sangre derramada del Señor Jesucristo por la fe, y la regeneración por el Espíritu Santo.
(Tito 3:5; Juan 3:3-7; Efesios 2:8-10; Romanos 8:33; Romanos 3:20; Colosenses 2:13-15; 2 Tesalonicenses 13; 1 Corintios 6:11; Romanos 6:1-22).
El Espíritu Santo por cuya morada el creyente es capacitado para vivir una vida santa, para testificar y trabajar para el Señor Jesucristo.
(Hechos 1:1-2; Romanos 8:9-11; 1 Corintios 12:13; Mateo 28:19; Hechos 5:3-4; 1 Corintios 12:4-6; Génesis 1:2; Juan 14:26; Tito 3:4-7).
La Unidad del Espíritu de todos los verdaderos creyentes, la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.
(1 Corintios 1:2; 1 Corintios 12:12-13; Hechos 2:1-21; Hechos 14:23, 27; Efesios 1:22; Efesios 2:19-22; 1 Corintios 14:40, Tito 1:5-9, 1 Timoteo 3:1-7).
La resurrección tanto de los salvos como de los perdidos; los que son salvos, a la resurrección de vida; los que están perdidos, a la resurrección de condenación.
(1 Tesalonicenses 4:16-17; Juan 14:3; 1 Timoteo 6:13-14; Apocalipsis 21:1-5).