ELEVANDO LOS ESTÁNDARES DEL CUIDADO MISIONERO
por Neal Pirolo
Los días del misionero como una “Super estrella” nunca debieron ocurrir, pero las agencias misioneras, las iglesias y hasta los mismos misioneros están comenzando a entender que el proceso de misiones requiere un equipo de personas con diversas habilidades, bien preparado y coordinado. Las misiones son un trabajo en equipo. El libro de William Taylor, Too Valuable To Lose (Demasiado Valioso Para Perderlo), enfatiza este punto. Tratando de identificar las causas del desgaste del misionero (La estadística espantosa que incitó este estudio demostró que ¡más de 5,000 misioneros al año estaban “renunciando”!), un grupo de 453 agencias misioneras de 14 países analizaron a esos misioneros por un período de tres años. Se descubrió que el 29% de ellos renunciaban por razones “razonables”: Un cónyuge fallecía en el campo. La pareja sobreviviente sentía la necesidad de volver a casa, etc. Pero esto dejó un asombroso 71% que renunciaba por razones “prevenibles”.
Esas razones se agruparon en 3 categorías muy generales: 1) Muchos necesitaban una dirección clara de Dios para ir al campo. En otras palabras, habían ido al campo cuando claramente el trabajo misionero no era para ellos; 2) Muchos no tenían entrenamiento previo suficiente o apropiado; and 3) Muchos no tenían atención misionera (pastoral). Es a este tercer problema al cual dirijo el presente texto: ELEVANDO LOS ESTANDARES DE LA ATENCIÓN MISIONERA.
CONFIRMANDO EL LLAMADO ANTES DE SER ENVIADOS:
El pasado Domingo escuchaba a una joven de 12 años leyendo una Escritura, de hecho, ella comenzó a leerla, pero se tenía dificultad con las palabras y nunca terminó. Era su “confirmación” que ella estaba supuesta ir a una nación africana para participar en una cruzada evangelista. “Va a costar 3,000.00 dólares. ¿Me pueden ayudar?” preguntó a la congregación. Hasta este momento nadie, excepto sus padres, habían escuchado sobre su conocimiento de la “Voluntad de Dios” para ella. No estoy diciendo que no era Su Voluntad, pero si pregunto, ¿dónde estaba su equipo que pasó tiempo en ayuno y oración para escuchar del Espíritu Santo, “Apartadme a…?” (Hechos 13:2) Si Bernabé y Saulo, líderes en su iglesia, acababan de volver de Jerusalén llenos de emoción por las regiones lejanas, se sometieron a sí mismos a la iglesia para la confirmación de su llamado, ¿por qué algunas personas creen que no es necesario hoy en día? Y, sin embargo, los campos del mundo están repletos de gente (que no me atrevo a llamarlos misioneros; esa palabra significa “enviados”) cuyo llamado nunca fue confirmado.
Reitero, no puedo decir que ellos no lo escucharon de Dios. Pero de seguro es una “red de seguridad” muy valiosa el tener a un equipo de personas que se han comprometido a la tarea de confirmar el llamado. Fue esta confirmación que sirvió de aliento a un misionero que estaba preocupado por su juventud una vez que llegara a su campo de servicio. Timoteo recibió dos cartas alentadoras, apuntado a su equipo de apoyo. “Ninguno tenga en poco tu juventud…” (1 2 Timoteo 4:12) “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” (2 Timoteo 1:6) ¡Ahí esta! Un grupo de personas —un equipo— había estado involucrado para enviar al joven Timoteo a la región de Éfeso.
ENTRENAMIENTO PRE-CAMPO
“Oh, Dios me llamó. No necesito ningún entrenamiento. Él simplemente me dirá que hacer.” No puedo contar cuántas veces he escuchado estas palabras de parte de jóvenes (y no tan jóvenes) misioneros entusiastas y esperanzados. Un misionero veterano escuchó que una mujer joven, rubia y atractiva de la iglesia estaba planeando ir a una nación en el oeste de África. Su pastor de jóvenes le había dicho, “¿Dios te llamó? ¡Pues ve! Él te guiará.” Frank, el misionero, me hizo saber que él la animó en varias ocasiones para que me llamara para recibir entrenamiento. El tiempo pasó. Finalmente, me llamó. Pensé, “¡Excelente! Ella puede asistir a nuestro próximo Curso de Entrenamiento Hechos 29.” Mi pensar fue interrumpido por la razón de su llamada. “Si, Frank me animó a llamarlo. Me voy mañana. Pero tengo una pregunta: ‘Cuando llegue, ¿llamo a la Embajada Americana para que me recojan en el aeropuerto?’” ¿Un poco extremo? Sí, pero reitero, los campos del mundo están repletos de gente que no tiene las habilidades para vivir y ministrar en otra cultura. ¿Dónde estaba su equipo, comenzando con un pastor de jóvenes sabio, guiándola a través de los “campos minados” de la preparación? Dado que es guerra espiritual, en la batalla más intensa de todos los tiempos para la cual nuestros misioneros se están preparando para luchar.
EL “RESTO DEL EQUIPO”
Pablo, delineando el proceso de las misiones en Romanos 10:13-15, habló de la necesidad de misioneros que se hicieran la pregunta: “¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?” Claro. Simple. Fácil de comprender. ¡Y cómo anhelamos que haya más gente que responda a Su llamado para ir! Sin embargo, Pablo no se detuvo con esa pregunta. El hizo una pregunta más: “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” ¿Por qué esta pregunta ha sido ignorada? En la lógica lineal sin pausa que Pablo estaba usando, situando esta pregunta al final, le estaba dando el mayor énfasis. Sin embargo, hoy, el “resto del equipo” —esos que sirven para enviar— se les da, en el mejor de los casos, solo un pensamiento tardío. Es vital que elevemos los estándares del cuidado al misionero. Los misioneros son demasiado valiosos para perderlos. Para cuando el llamado del misionero ha sido confirmado, las seis áreas de atención que Pablo, el Apóstol expresó que necesitaba, deberían estar “de pie y funcionando”. La experiencia ha demostrado que cada una es vital para los misioneros hoy en día tal y como lo fue para Pablo hace dos mil años.
SOPORTE MORAL
El soporte moral se le hace más fácil a quienes tienen el don de dar aliento. Salomón dijo, “Manzanas de oro con figuras de plata es la palabra dicha cómo conviene.” (Proverbios 25:11) Hay algunas personas que pueden ver y ayudar a otros ver la “luz al final del camino” a través de los túneles más oscuros. Esta es la multitud “Bon Voyage”. Los que ven las cosas más y más desde la perspectiva de Dios y están dispuestos a expresar su ánimo para la valerosa y atrevida hazaña que es ministrar en otra cultura. Sí, “David se fortaleció en Jehová su Dios.” (1 Samuel 30:6) Pero hubiese sido mucho mejor si todo un grupo le hubiese fortalecido y alentado en vez de preparase para apedrearlo! El soporte moral se expresa con más éxito al ser diligentes en las otras 5 áreas de cuidado.
SOPORTE LOGÍSTICO
El soporte logístico es necesario. El misionero debería estar “descargándose” a sí mismo de todos los detalles de su diario vivir “a fin de agradar a Aquel que lo tomó por soldado.” (2 Timoteo 2:4) ¿Qué vender? ¿Qué regalar? ¿Qué guardar? ¿Dónde guardarlo? ¿Quién va a cuidar a la abuela? ¿Quién va a ser responsable de…todo? Sí, hay detalles y más detalles para el grupo de personas con habilidades organizacionales que forma parte del equipo del misionero. Rápida respuesta, atención a los detalles y prácticas sanas de negocios son tres de las características necesarias para los integrantes de este equipo.
SOPORTE EN ORACIÓN
El soporte en oración es de primera importancia. De hecho, está por encima de todas las demás consideraciones en el cuidado al misionero. No el tipo de oración “Dios bendiga a nuestros misioneros”. Más bien es la eficaz y ferviente oración intercesora de gente justa. (Ver Santiago 5:16.) Esta parte del equipo requiere personas que hagan el compromiso: “Siempre orando por vosotros…” (Colosenses 1:3) Gente que sepa cómo orar de modo que “sean conocidas vuestras peticiones [a favor del misionero] delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6) Personas que sepan el significando de “cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas…” (Mateo 6:17-18) Y personas que sepan “que hiciese vallado y se pusiera en la brecha delante de mí…” (Ezequiel 22:30) La oración no es pedirle a Dios que haga algo que está poco dispuesto a hacer; es integrar e interponer en el mundo de hoy el Plan de Dios desde la eternidad.
SOPORTE DE COMUNICACIÓN
Aquellos que serán responsables por el soporte de comunicación deberían desarrollar la red de varios tipos de medios de comunicación y quién va a enviar y recibir qué: notas de oraciones y agradecimientos a Dios, boletín informativo general, emergencias, paquetes de asistencia, etc. ¿Hay restricciones en lo que puede ser enviado? ¿Gastos de envío? ¿Seguro? ¿Aduanas? ¿Terminología confidencial para países restringidos? Claro que el grupo de soporte en oración tendrá la prioridad en esta red. Ya que queremos que sus oraciones sean ofrecidas con entendimiento.
SOPORTE FINANCIERO
Oh, sí, no nos olvidemos: ¡se necesitará un equipo de personas que quieran expandir su Portafolio Celestial de inversiones! ¡Wow! ¿No suena eso mucho mejor que “odio la idea de tener que ‘recaudar fondos’?” O, “ahí viene otro misionero. ¡Lo único que quiere es mi dinero!” Ese proceso —recaudar fondos— ¡es casi tan difícil como resucitar a los muertos! Pero, cuando el enfoque se hace en “inversiones”, pinta un cuadro completamente diferente. Ciertamente, al que tiene el don de dar se le hace mucho más fácil manejar este portafolio. Sin embargo, todo aquel que realmente cree en la Palabra: “sino haceos tesoros en el cielo, dónde ni la polilla ni el orín corrompen…” (Mateo 6:20), deberían estar ansiosos por considerar si es allí a donde Dios quiere que vaya su inversión. Pablo encomendó a los creyentes de Filipos, “habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.” (Filipenses 4:18) Ciertamente queremos invertir en la guerra espiritual en momentos decisivos de la batalla. Pero eso no se mide en la “cantidad de almas salvadas”. Más bien se mide por dónde está trabajando el Espíritu de Dios.
SOPORTE DE REGRESO
“¿Cuál es el gran afán? ¡Solo está volviendo a casa!” Y si el misionero no ha sido bien entrenado, su voz le hará eco a esta ignorancia: “¿Cuál es el gran afán? ¡Solo estoy volviendo a casa!” La experiencia ha traído a la luz que el regreso usualmente es el tiempo más difícil en la vida de un misionero. La atención al regreso debe estar “de pie y funcionando” inclusive antes que el misionero se vaya. Hay tan poco entendimiento sobre esta área de atención que se requiere entrenamiento especial. Además, aun cuando uno pueda tener una agenda programada en el exterior de dos años, una emergencia puede traerlo a casa temprano. Y esos viajes de emergencia a casa pueden ser los más difíciles. Aun así, al misionero puede irle bien en su regreso. Eso no garantiza que el siguiente será tan fácil. Incluso, cada miembro de la familia, como individuo, tiene necesidades específicas en este tiempo de regreso.
Después de la oración, esta es el área con más necesidad de atención y soporte. Desde el momento en que Dios está guiando el corazón de uno para ir a los campos misioneros del mundo, por su tiempo de confirmación, entrenamiento y preparación, a través del tiempo en el campo, y hasta que está totalmente integrado a su cultura natal al final de su carrera misionera, necesita atención. Después de su viaje de dos años, los creyentes de Antioquia asistieron a Pablo y a Bernabé en los cinco pasos de las necesidades del misionero necesarios para un buen regreso. Y estaban completamente integrados antes de salir al campo nuevamente. (Hechos 15:35) La totalidad de esta unidad de cuidado no solo necesita entrenamiento en las habilidades requeridas, pero también en cómo trabajar en equipo.
Parte del dilema que está enfrentando la industria del deporte ahora mismo es que hay muchos tratando de ser “super estrellas” y no le están dando consideración al equipo. ¡La obra en la que nuestros misioneros están involucrados es de mucha más consecuencia que cualquier “copa mundial!” Están lidiando con el destino eterno de almas. Cada miembro del equipo necesita saber cómo su pieza cabe en el rompecabezas, cómo relacionarse con los demás miembros, lo vital que es su rol y cómo su falta de responsabilidad puede afectar la meta. Y, por último, pero principalmente, todos debemos considerar nuestra inversión de tiempo, dinero, oración —sea cual sea— como un privilegio. Dios es soberano.
El será “exaltado entre las naciones; enaltecido Seré en la tierra.” (Salmo 46:10) Como Mardoqueo le dijo a Ester: “Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:14) Y haciendo eco a través de los corredores del tiempo, si escuchas atentamente, vas a escuchar estas palabras de aliento. Pues yo creo con todo mi corazón que cada uno de nosotros ha sido llamado al Reino de Dios para momentos tal y como este. Y podemos responder como Ester, “y si perezco, que perezca.” Y como Jesús, “Mas me preparaste cuerpo. He aquí que vengo, oh Dios, para hacer Tu voluntad.” (Hebreos 10:5-7) ¡Cuán gran privilegio es el atender al negocio de nuestro Padre!
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